Tratamiento de la dermatitis atópica

Actualmente, la dermatitis atópica no tiene una cura definitiva. Se trata de una enfermedad de base genética y no se pueden cambiar los genes que producen la predisposición al eczema. Por eso, el tratamiento de la dermatitis se centra en mejorar el picor, la inflamación y el aspecto de las lesiones. 

Para combatir la dermatitis atópica, es necesario cambiar las costumbres y el ambiente en el que vive el paciente para evitar al máximo las lesiones. Cuando ya se han producido, existen distintos tratamientos para combatirlas. 

CONSEJOS PARA EVITAR LA DERMATITIS ATÓPICA
 

Para controlar los desencadenantes de la enfermedad, existen una serie de consejos genéricos que pueden aplicar todos los pacientes:

- Evitar el calor, especialmente el producido por aire caliente, la sequedad ambiental, el contacto con lana, plásticos y otras fibras. Todos estos factores pueden provocar prurito.

- Realizar duchas cortas en lugar de baños, con agua no excesivamente caliente y un gel de ph ácido. Tanto la falta de higiene como el exceso de agua y jabón son perjudiciales.

- Aplicar siempre crema hidratante por todo el cuerpo después de la ducha y repetir en otros momentos del día en las zonas afectadas por lesiones.

- Aclarar cuidadosamente la ropa.

- Algunos alimentos ricos en histamina (fresas, frutos secos, mariscos…) consumidos en cantidades considerables y en niños muy sensibles, pueden agravar el prurito.

Los tratamientos para la dermatitis atópica son como una escalera en la que vamos subiendo peldaños según la intensidad de los cuadros. Es diferente para cada paciente e, incluso, para cada brote.

El doctor irá adaptando el tratamiento a cada situación, sopesando las ventajas e inconvenientes de cada tratamiento. Para ello es necesario la visita periódica del paciente con el doctor.

Para la dermatitis atópica leve, muchas veces es suficiente con cuidados generales para hidratar la piel y no irritarla.

En los casos de dermatitis moderada o con picor intenso, es necesario usar un antiinflamatorio en forma de crema o pomada, que generalmente es un corticoide. La elección del corticoide y el excipiente se adapta al eczema y la zona a tratar. En los niños, suele ser suficiente un corticoide de potencia baja o media. Otra opción son las cremas inmunomoduladoras.

En los brotes los corticoides sistémicos se deben de usar en la menor dosis y menor tiempo. En la DA moderadas-graves los tratamientos actuales son con inmunomoduladores sistémicos , anticuerpos o inhibidores JAKs de forma crónica